Reflexion de un día especial I

Aquí estoy, luego de casi dos años, las mismas caras, pero diferentes sensaciones, ellas difíciles de describir, pero imposibles de olvidar. Aquí, frente a las bancas testigos mudos de algunas de mis lágrimas... Miradas y palabras quedaron en el pasado, esos dolores, esos momentos, no hicieron más que fortalecer el espíritu y depurar el alma... en aquella plaza aprendi a vivir la soledad, en esas santas paredes descubrí que es perdonar, en esta tierra supe lo que era amar...
Aquí estoy, en la habitación contigua de otro hombre singular, silencioso, paciente, esperanzador...
¡cómo quisiera que este momento fuera eterno!... Siento estas paredes como mi casa, le siento a él como un viejo y conocido amigo, ruego a Él, esta oportunidad se repita.
Aquí estoy, a días de encontrar comprar aquella perla, a un paso de vivir en el amor, observando y enfrentando el pasado, ese que suavemente acaricia mis mejillas pidiendo una tregua.
De verdad el estar aquí hoy, el día de hoy habría sido dificil de no haber estado este hombre para dulcificar el final del día. Cura, cura de almas, claro que sí, no me cansaré de agradecer esto, silenciosamente de agradecerle a él.

Aquí estoy, esperando no sea la última vez, deseando poder compartir nuevamente esto, la simpleza de su ser, el silencio de su actuar, la esperanza que irradia en su misma pasividad.

Gracias Señor por este día, Gracias a ti Claudio por el abrazo compartido, por la risa, el silencio.
Gracias por darme cuanto has dado hoy.

Santa Juana, mi propio Getzemaní, el Señor te bendiga.

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