El paso del tiempo

El paso del tiempo no sólo nos hace más viejos, sino que tamibién desnuda nuestras almas, haciéndolas en mucho vulnerables, en otras rigidas como pedernal y en las menos, que son las más dolorozas, en pobres y desconfiadas...
El paso del tiempo nos ayuda a cicartizar heridas, alcanzar sueños y comprender los sentimientos, no solo nuestros, sino también de cuantos nos rodean en este nunca cansable devenir de los días y sus noches...
El paso del tiempo nos hace perder la capacidad de soñar, de vivir y de amar, nos hace perder la inociencia de aquellos días en que una espada de madera y un escobillón modo de caballo era todo lo necesario para vencer los reinos y conquistar el futuro...
El paso del tiempo nos permite en espera atenta de las cosas que están por venir, nos habre verdaderamente los corazones y pureba al crisol de los silencios, el alma en la fidelidad concreta, en la confianza real y en la verdadera fortificación del Creer.
El paso del tiempo libera, pero también nos condena al desarrollo de nuestros actos, al compromiso de nuestras palabras y al hacer de nuestras verdades, aquellas que estas a medias, guardadas en medio del olvido, o esas que simplemente tergiversamos, un escudo que impide el paso real del sol de media tarde...
El paso del tiempo nos permite solidificar lo que somos y tenemos, cuando también nos insta arriesgar perderlo todo, nos permite callar o hablar, nos permite sufrir o gozar, llorar o reir... nos permite reconocer que nada hay de eterno, sino la eternidad misma, que no existe mas límite que el que nosotros mismos ponemos, que no existe mas tiempo que no sea nuestro, sino que existe una única oportunidad de vivir...
Hace un año, abierta la puerta entro por ella el soplo nuevo que cambió de una vez, y para siempre todo, hace un año la puerta se cerró, dejando tras de sí, solo un alma confusamente triste; no obstante hace mucho más, siendo aún niño, esa alma aprendió a amar, a amar sin el miramiento habitual de las gentes de este siglo... sin esperar, sin creer, sin pedir más allá de lo que solo podía entregar...
El paso del tiempo, es inexorable por nuestras vidas, por nuestra historia, por nuestros miedos y sueños...
El paso del tiempo es el signo más grande para saber que estamos vivos, que sentimos y existimos.
El paso del tiempo es la voz del Dios que nos llama a apresurar el paso hacia si, que nos impulsa en el amor sin condicionamiento, más allá de cuanto el siglo pueda murmurar, criticar y cuestiona
El paso del tiempo permite también, así como permite la relación con el Dios de la vida, una relación casí mas estrecha con el dios de la muerte, aquel que nos engaña cada día, para traicionarnos a nosotros mismos, a nuestra historia, a nuestros dones y a todo cuanto de noble y bueno hay...
El paso del tiempo, mordiéndo nuestros talones, nos presiona a mirar el camino que se nos adelanta, no insta a reconocer lo unico valioso que tenemos y a dejar aquello que perturba nuestros pasos...
El paso del tiempo nos permite en le rostro de quienes se nos presentan, amigos y los no tantos, nos da la gracia de ir reconciliados con nosotros mismo, aún cuando algunos quieran hacernos perder el sentido...
El paso del tiempo me hará ser lo que soy, por sobre lo que quisieran algunos hacer de mí...

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